Magdalena Santa María, socióloga de Perú, posa para una foto el 28 de julio de 2022, durante un descanso en la Academia de Líderes Católicos en la Universidad Católica de América en Washington. La academia es parte de un proyecto internacional que trabaja en colaboración con los obispos de los países latinoamericanos para ayudar en la formación de líderes, informando de temas sociales, políticos y económicos con los valores cristianos. (Foto CNS/Rhina Guidos)
Con las altos y bajos de la economía estadounidense dominando las noticias en el país norteamericano, pocos han prestado atención a los disturbios que se están produciendo en toda América Latina.
Noticias de grandes manifestaciones por el aumento del costo de las necesidades básicas en Ecuador, donde hombres y mujeres indígenas bloquearon el acceso a los pozos de petróleo en junio, lo que le costó al país $1 mil millones, por ejemplo, apenas se dieron a conocer en los EE. UU. incluso cuando ese producto global continúa infligiendo gran dolor económico en todo el mundo.
Sin embargo, en Washington, un grupo de alrededor de 100 hombres y mujeres católicos, directores de organizaciones católicas, ministros laicos, religiosas y obispos, se reunieron a fines de julio para definir su papel y el de sus iglesias locales en América Latina en sus respectivos países durante un periodo de transición pospandemia.
"Hemos profundizado cuáles son los desafíos para un nuevo bien común global después de la pandemia", dijo José Antonio Rosas, de la Academia de Líderes Católicos, a Catholic News Service el 28 de julio sobre la reunión en la Universidad Católica de América del 23 al 30 de julio.
Esos desafíos incluyen la política, el aspecto social y económico y como afecta al pueblo, no solo en la Iglesia Católica en los EE. UU., pero a lo largo de América Latina, regiones inextricablemente unidas, no solo por la fe, sino también por la historia y la gente.
Es por eso era importante que los líderes de la iglesia de cada región, el cardenal Carlos Aguiar Retes de la Ciudad de México y el cardenal Wilton D. Gregory de Washington, se dirigieran al grupo, dijo Rosas.
"Presentaron cuál es el papel de la iglesia hoy día en el cambio de época, desde una mirada de la iglesia anglosajona, la norteamericana, y desde la mirada de la iglesia latinoamericana", dijo.
Los 100 participantes, de 12 países, abordaron temas relacionados con el crecimiento económico, la desigualdad, la justicia social, el auge y el peligro del populismo, la democracia, así como las crisis institucionales en las Américas.
La academia, que organiza el encuentro de una semana, es una iniciativa internacional que trabaja con los obispos de la Iglesia Católica de América Latina para ayudar a instruir a los líderes en la doctrina social de la iglesia con temas sociales, políticos y económicos vistos a través de una mirada cristiana.
En grupos y a través de encuentros entre individuales, los participantes pudieron discutir los desafíos en sus respectivos países, que tienden a ser parte del panorama general de América Latina, pero ocurren en cada uno en diferentes grados.
Advertisement
"Hay una crisis en distintos países porque el modelo de organización política económica, social, del continente no ha resuelto los problemas más graves generacionales, problemas como la desigualdad y la pobreza, sistemas de pensiones donde hay gente que no se puede jubilar o si se jubila son compensaciones que no le va a permitir sobrevivir, con sistemas de salud donde hay miles de personas que no se pueden atender", dijo Rosas.
"Entonces esa problemática ha generado en américa latina estallidos y crisis sociales donde la gente está exigiendo que el modelo o la forma de relación cambie y se transforme, y en ese contexto es en (el cual), en américa latina, los católicos estamos llamados a encabezar, a dirigir y darle sentido a los procesos de transformación social".
Abordar algunos de esos problemas significa comprender posturas políticas como el populismo, que ha afectado a varios países de América Latina, así como a los EE. UU.
"El populismo es la negación del diálogo", de señalar los errores del otro, de presentarse como el único camino a seguir, dijo al grupo el 28 de julio el panelista Enrique Segura, un empresario argentino con formación en economía.
Animó al grupo a volver a casa "como instrumentos de cambio".
La educación, dijo, es lo que combate muchos de los males de una sociedad, y animó a los líderes católicos no solo a estar más informados, sino también a compartir eso con otros, a convertirse en profetas y señalar la verdad.
La socióloga Magdalena Santa María, de Perú, dijo que esperaba usar la información para capacitar a otras mujeres en su comunidad en Lambayeque, al norte de la capital de Lima. Es un desafío, había expresado antes, porque muchos han sembrado la idea de que los católicos no deben involucrarse en la política.
Pero el seminario de una semana, que convocó a personajes con una variedad de perspectivas políticas, económicas y sociales, ayudó en el proceso de discernimiento, para profundizar en uno mismo, dijo Santa Maria, a confrontar realidades y ser protagonistas del cambio desde la base, dijo.
"No somos solo números", dijo. "Yo creo que las organizaciones sociales que nacen debajo se fortalecen desde abajo y fortalecen al resto".