(Unsplash/Joshua Hoehne)
Recientemente regresé a una institución Católica de educación superior, después de trabajar para una organización católica sin fines de lucro, para servir como vicepresidente de misión, valores e inclusión en una universidad Católica Dominicana. Hace tres semanas, tuve la oportunidad de conocer a varios líderes educativos en la conferencia anual de la Asociación de Colegios y Universidades Católicas titulada "Llamados juntos."
Muchas de las conversaciones y algunos de los paneles de discusión reforzaron una opinión que he tenido durante algún tiempo: la educación superior Católica sigue estando mal preparada en el mejor de los casos, ajena en el peor, al abrumador cambio demográfico del siglo XXI: el continuo crecimiento de la población Hispana/Latine en los Estados Unidos.
A mediados de este siglo, dos tercios de la población Católica de los EE. UU. se auto identificará como Hispanos. Actualmente, la mayoria de los Católicos de 16 a 29 años son Hispanos. Y fuera de la población Católica, uno de cada cuatro graduados de secundaria es Latino, acercándose al 30% de los alumnos de secundaria graduados para el año 2036. Un nuevo informe de Pew Research sobre 'raza y origen étnico' mostró un aumento del 50% en la población Hispana en 517 condados de los EE. UU. (de un total 1,685), de 2010 a 2020, con la mayoría de los condados ubicados en estados que tradicionalmente no han sido centros de población Hispana.
Además, Hispano/Latine son identidades interseccionales, con afrolatinos, asiáticos-latinos, indígenas-latinos, etc., en nuestras comunidades. A partir de 2019, el 80% de los Latinos son ciudadanos Estadounidenses, incluyendo tercera, cuarta y quinta generaciones presentes en los 50 estados. La educación superior Católica no puede darse el lujo de no responder a esta realidad presente en todo el país.
Este nuevo panorama de poblaciones estudiantiles está fomentando una nueva identidad de educación superior. El número de Instituciones de Servicio Hispano, (en inglés: HSI), continúa aumentando en los Estados Unidos, incluso dentro de los colegios y universidades Católicas. Para ser clasificado como HSI, un colegio o universidad debe inscribir al menos un 25% de estudiantes Hispanos, y la mitad debe ser elegible para una ayuda financiera federal, que es para estudiantes con necesidades económicas.
Una institución se identifica como emergente HSI si inscribe entre un 15% y un 24% de estudiantes Hispanos. A partir del otoño de 2020, de 226 colegios y universidades católicas, 32 son HSI y 36 son emergente HSI. Estos cambios demográficos continuarán dando forma a la población estudiantil inscrita en colegios y universidades Católicas durante las próximas décadas, pero la pregunta sigue siendo: ¿responderemos y seremos intencionales para dar la bienvenida, integrar y celebrar a nuestra población de estudiantes Hispanos que sigue creciendo?
Responder a la transformación de las poblaciones Hispanas/Latinas actuales y emergentes por parte de los colegios y universidades Católicas debe ser parte integral de nuestra identidad y misión. Una de las cuestiones que se plantea, sin embargo, es la falta de reflexión teológica y pastoral sobre la identidad de la educación superior Católica fuera de Ex Corde Ecclesiae, y la Declaración de Land O'Lakes. Gran parte del discurso público sobre la identidad Católica no incluye un pueblo de Dios multicultural, multirracial y panétnico.
Una publicación reciente de Gina García, John DeCostanza y Jaqueline Romo puede haber proporcionado el próximo trabajo seminal sobre la identidad de la educación superior Católica. "Teorizando una Identidad de Institución Católica al Servicio de los Hispanos (C-HSI) a través de Lentes Teológicos Latinx de Lo Cotidiano y la Tradición" proporciona un nuevo marco a través del cual discutir la identidad Católica, centrando las vidas de nuestros estudiantes Hispanos y la tradición teológica arraigada en la vida cotidiana de nuestros estudiantes.
Advertisement
Este es el nivel de reflexión teológica, educativa y pastoral que se necesita para responder a este momento, especialmente dado un sentimiento anti-Hispánico en este país, que llegó a un momento traumático con la matanza, el tiroteo de agosto de 2019 en El Paso, Texas. Muchos miembros de la comunidad y familiares de las víctimas todavía están procesando y cargando con el dolor de ese día.
Vemos este sentimiento anti-Hispano no sólo en la política, sino también en los medios de comunicación y la falta de representación en la educación entre profesores y administradores. Fuera de unos pocos sacerdotes y hermanas religiosas, por lo que pude ver, yo era el único administrador laico Latino que ocupaba un puesto de vicepresidente en misión y ministerio en muchas de las conversaciones que tuve durante la conferencia. Para responder a una población estudiantil Hispana diversa y multicultural requerirá un ministerio cultural activo y representación dentro del salón de clases y dentro de las oficinas administrativas.
La mayoría de los colegios y universidades Católicas de este país se fundaron originalmente para servir a las comunidades pobres, inmigrantes y marginadas. Esto es parte de la identidad y del carisma institucional histórico de nuestras universidades. La pregunta ahora permanece, ¿seguiremos permitiendo pasivamente que los cambios demográficos den forma a la educación superior, o nos enfrentaremos a este momento intencionalmente?
Espero hacer mi parte para ayudar a mi institución a recordar su establecimiento y realinear nuestra misión e identidad para servir a una población estudiantil diversa, prestando mucha atención a nuestra comunidad Hispana en el sur de Wisconsin que sigue creciendo.